Il est bizarre avec les oreilles de chauve-souris, robust et avec les oeils qui sourient. C’est quoi? C’est le Bouledogue Français!»
«¿Quién es ese gracioso perro con unas orejas grandes como las de un murciélago, un cuerpo robusto y unos ojos sonrientes? ¡Es el Bulldog Francés!». No es una raza común, pero es único en el mundo canino, con un talante de lo más encantador y con unas maneras deliciosas.
Si busca un perro activo que corra a su lado mientras usted va en bicicleta o uno que se quede solo en casa todo el día, éste no será el perro adecuado para usted; pero una vez tenga un Bulldog Francés y le abra su corazón, será fiel a la raza toda su Historia de la raza Bulldog francés
INTRODUCCIÓN
Revolución Industrial en Inglaterra
Finales del siglo XIX en Francia
Bulldog Francés en Francia
Origen de una raza
Bulldog Francés en Inglaterra
Primeras importaciones
Guerra de orejas
Primera aparición de Bulldog Francés en una exposición americana
Foto: Bulldog Inglés. Publicado en “Cynographia Britania” 1800
Introducción
El Bulldog Francés es un pequeño Moloso de Presa. Los Molosos como tal, y no solo los de presa, estaban repartidos por todos los continentes. Fronteras hay muchas pero razas muy pocas. Casi todos los pueblos han navegado de un sitio a otro y en sus barcos llevaban, entre otros, Molosos de Presa. Lo que pasaba cuando llegaban a puerto es de sobra conocido.
En Inglaterra concretamente, los “británicos” ya tenían enormes perros que utilizaban en combates contra el enemigo invasor, los “pugnace britannicii”. Los romanos fueron de los primeros en probar la casta de estos perros.
Si saltamos en el tiempo, en la Edad Media, y siguiendo en Inglaterra, la nobleza que cazaba con Mastiff, también se dio cuenta de que la carne de toro era mas sabrosa si ejercitaban a los animales antes de su sacrificio. Fue así que con sus grandes perros acosaban a los toros. Sin embargo, no permitían a los menos nobles tener perros de gran tamaño, e impusieron en 1272 lo que llamaron “leyes del bosque”. Se sancionaba duramente a todos aquellos que eran vistos con perros grandes. Entonces, la picaresca del pueblo originó un perro, igual de fuerte y combativo que el Mastiff, pero de patas mas cortas. Es decir mas pequeño. Este fue, quizá, el primer paso hacia el Bulldog Inglés, un eslabón importante encaminado al Bulldog Francés.
El Bulldog Inglés se convertiría con los años en el perro emblema de los ingleses. La palabra Bulldog, aparece por primera vez escrita en el año 1632, en una carta que el Sr. P. Eaton escribe desde San Sebastián, España, a Wellingham, residente en Londres, en la que solicita “un buen perro Mastire, un cajón de botellas de licor y, ruego me consiga dos buenos bulldog”.
Las peleas entre toros y perros llegaron a gozar de gran popularidad tanto en la alta como en la baja Edad Media. La propia reina Isabel I era una entusiasta de estas peleas. Si bien, hay que decir que, para otros personajes de la época, era un evento cruel y sin sentido. Por fortuna, fueron prohibidas en 1835.
¿Que se podía hacer ahora con una raza combativa y poderosa que ya no proporcionaba dinero a sus propietarios? Una vez mas se impuso la reducción de tamaño. Algunos criadores empezaron a seleccionar ejemplares mas pequeños. Este pequeño Bulldog no contaba con las simpatías de todos los criadores de entonces. Pensemos en la cantidad de dinero que circulaba en torno a los combates de perros, como ocurre aun hoy en día, a pesar de estar expresamente prohibidas. La espectacularidad de estos combates se veía disminuida con los Bulldogs mas pequeños, y no precisamente por falta de valor. Lo cierto es que a mediados del siglo XIX la raza estuvo a punto de desaparecer. Fue en Birmingham, en el año 1860, cuando aparecieron los primeros ejemplares de lo que, mas o menos, hoy conocemos como Bulldog Inglés..
Principios del XIX
Llegados a este punto, tenemos una raza a la que hay que suavizar el carácter para que se pueda dedicar, por ejemplo, ¿como perro de compañía? ¿para dar aviso? Quizá las dos cosas. El Pug, como se llama en Inglaterra al Carlino, parece que tuvo mucho que ver, en darle al Bulldog mas diplomacia. Los ejemplares no deseados se eliminaban, pero ¿se vendieron algunos a precio mas bajo? Estos, quizá destinados a las clases humildes, eran desdeñados por los amantes del bulldog nacional. A partir de aquí tenemos ya dos líneas raciales diferentes: el Bulldog Inglés y el English Toy Bulldog. De este último se deriva el Bulldog Francés.
Revolución Industrial en Inglaterra
Inexplicablemente, los Toy Bulldogs se hicieron muy populares en la región de Nottingham. Cuando la crisis económica del siglo XIX favoreció la emigración del grupo de los textiles a Francia, la mayoría de los encajeros de Nottingham se trasladaron a Caláis y se llevaron a sus pequeñas mascotas. Se distinguían por sus orejas en forma de concha. Este pequeño Bulldog cruzado con los “terrier-boules” (no confundir con el bull terrier), que se encontraban en manos de los carniceros y tratantes de ganado del matadero de la Villette de París, dieron forma al Bulldog Francés. Un poco después los cocheros, zapateros, vendedores ambulantes y hasta agentes de la policía se entusiasmaron con el “pequeño boule”. Se convirtió en la mascota parisina de los artesanos y gente humilde. Su físico, su reducido tamaño, su peculiar fisonomía y su carácter, absolutamente encantador, se adueñaron de los aficionados a los perros de cara chata. También fue el favorito de las mujeres de las casas publicas, donde las “chicas de la Belle Époque” lo mantenían, quizá, como una excentricidad.
Finales del siglo XIX en Francia
Fue entonces cuando la clase alta, a través de los cocheros y de las casas de citas, descubrió y empezó a enamorarse de este pequeño perro de inquietante y persuasiva mirada. Inmortalizado por Toulouse-Lautrec, en su cuadro “Le marchand des marrons” en 1897, el Bulldog Francés, paseaba los grandes bulevares. Mistinguett, Colette, Mac Orland, el rey Eduardo VII con su perro Peter en Inglaterra, fueron algunos personajes aficionados de la raza. Es de destacar el perro de la princesa Tatiana de rusia Ortino, su esqueleto fue encontrado junto al de su dueña cuando exhumaron los restos hace unos años. En Austria, en Alemania y por supuesto en Estados Unidos la raza adquirió un notable protagonismo.
La carrera del Bulldog Francés empezó de verdad en 1880 al fundarse una asociación que, cada semana, reunía a una cincuentena de aficionados y criadores parisienses.
En 1885 se abrió el primer registro con carácter provisional. El Bulldog Francés participó con ese nombre por primera vez en una exposición oficial en 1887. Al año siguiente se elaboraron los estatutos del club a iniciativa de Marcel Roger, primer presidente elegido y gran amante de la raza. Sin embargo, hubo que esperar diez años para que la Sociedad Canina se interesara de verdad por la raza. Esto ocurrió cuando la Sociedad Central Canina Francesa sugirió que, el grupo formado por Gordon Bennett, llamado los Amantes del Bulldog Francés, y el Bouledoge Club de Francia (presidido por Marcel Roger) se unieran. Tanto los unos como los otros lo admitieron, y de ahí surgió el Club del Bouledoge Francés tal y como lo conocemos ahora. El presidente fue Menans de Corre y el vicepresidente Gordon Bennett.
¿Que paso en Inglaterra mientras tanto? Cuando el Bulldog Francés apareció en Inglaterra en 1898, provocó un verdadero escándalo en los medios británicos. Así, por ejemplo, se podía leer en la prensa especializada que: ” los ingleses, que siempre hemos tenido un gran afecto por nuestro perro nacional, tenemos que rechazar ese pequeño engendro indescriptible que han traído a nuestro país, por mas que lo llamen bulldog francés”. Es un poco incomprensible tanto escándalo, ya que, como hemos visto, perros con estas características no eran del todo desconocidos en estas tierras. Y aun mas, en una ilustración del año 1849 aparecía un pequeño bulldog, llamado Nottingahm Frank, propiedad de William Tupper, que ya tenía características de esta raza. Tan solo se diferenciaba en la cola, que era larga. Esta ilustración fue publicada en 1904 en el Kennel News. En una exhibición, organizada por el Kennel Club, en 1893, G. R. Krehl mostró, fuera de concurso, a sus pequeños bulldogs importados de Francia. Al año siguiente el Kennel Club programó una clase aparte para esta clase de perros, llamados French Bulldog. El peso no debería superar las 20 libras, o sea, aproximadamente 10 kilos. En unas fotos de 1915 se puede encontrar al Coronel Rommilly y a Mrs. Rommilly con algunos de sus campeones. Si bien, es sabido que Mrs. Romilly consiguió su primer Frenchy en 1894. Ellos estuvieron muy unidos a los acontecimientos del French Bulldog Club de Inglaterra. A su primera presidenta, Lady Lewis, se la puede ver en una foto de la epoca, con sus perros en los jardines de Harpton Court, en Herefordshire. Pero esto, como dice su presidenta actual, Vivien Watkins, forma parte de la urdimbre. La trama, como ella también lo llama, empezó, a partir de 1945, con los pioneros en el resurgimiento de la raza, después de haber estado casi todo paralizado por causa de la guerra. El puente entre la urdimbre y la trama lo establecieron: Mrs. Helen Colman, Mrs.David Sugden y Mrs. Gladys Loseby. Sus afijos (Nork, Silpho y Millhouse), le dieron un buen empujón al Frenchie a través de las importaciones que hicieron de perros americanos: Ch. Hunk’s Bequest, Berbay’s Le Boy, Rodney Erie Perie, Rodney Bon Chance y Keysoe Ambassador. Todos ellos compartiendo un antecesor común. El gran americano Ch. Nellcote Gamin, que fue, de hecho, padre de Hunk. Junto a Millhouse apareció en escena, en 1930, Gladys Anderson, con su afijo The Moorings, ella fue capaz, a pesar de los difíciles años de guerra, de mantener algunos perros. A “Froggie”, como era llamada cariñosamente, se la puede ver en una foto mostrando al Ch. Bijou of Milmai, en la exposición del Club en 1952. Mas tarde llegaría a ser la presidenta del Club. Todos ellos ejercieron una gran influencia en la raza y tuvieron grandes éxitos como criadores. El Ch Mark of Millhouse tuvo una influencia mítica en la raza, así como Ch. Fifi of The Moorings. Bulldog Francés en Francia
Introducción
A finales del siglo XIX desfilaba por los Campos Elíseos, los días de buen tiempo, un faetón tirado por dos caballos alazanes conducido por un no menos elegante caballero con sombrero de copa, chaqueta negra y pantalones a cuadros.
El mozo, con librea, pantalones de piel y botas, estaba tan reluciente como el barniz del carruaje.
Entre estos dos personajes, un pequeño Bouledogue caille con un parche brindle que le cubría parte de un ojo y una oreja, bien firmemente asentado sobre su trasero, presidía el paseo.
Todos los caricaturistas de la época dibujarán a esta tripulación legendaria.
Origen de una raza
Una persona elige un animal que le gusta debido a alguna desviación de estructura. Se esmera mas de lo acostumbrado para cruzarlo con otro parecido y obtendrá así un producto orientado hacia el sentido de lo que desea. Estos ejemplares producidos se dispersan lentamente en su entorno ¿se les puede llamar raza distinta? ¿Quién se acordara de estos ejemplares?
Esto puede aplicarse a la mayoría de las razas en su comienzo. Parecen poco interesantes fuera de un pequeño grupo de aficionados. Este fue el caso del Bulldog Francés. Será pues difícil poder dar una fecha oficial sobre su aparición. Este perro se origina por la elección de ejemplares de características especiales que fueron cruzados entre si, por la selección de los ejemplares obtenidos y, de nuevo, volver a cruzar estos sujetos seleccionados.
En principio se puede admitir que esta raza surgió del cruce de Terrier y Bulldog Inglés. No del Bulldog Inglés grande sino del ligero de los años 1848, representado en algunos grabados en compañía de Terriers (¿intencionadamente?). Sin embargo, nuestro tipo de Bulldog Francés con sus características propias, sus orejas de murciélago entre otras, que le distinguen de todas las razas conocidas, y que jugaron un gran papel en su destino, fue el resultado de un persistente y juicioso trabajo, emprendido con placer y ardor por los primeros criadores. Ellos tenían el conocimiento perfecto del perro que querían originar y de él tenían una imagen ideal.
Los americanos se extrañaron de que, en una raza relativamente reciente que en pocos años había conseguido un buen desarrollo, no se pudiera encontrar un testigo ocular autorizado para aportar pruebas de lo que sabían:
“Eso prueba, decían, que los orígenes de esta raza no suscitaron en Francia ningún interés digno de consideración y que el desarrollo de su cría fue dejado al azar, a la indiferencia e, incluso, al abandono”.
Se puede decir que este “perro de carnicero”, como le llamaba la Sociedad Canina francesa en esta época era, en efecto, desdeñado del gran publico. La moda eran los Caniches, los Habaneros, los Toy Terriers, etc. Los aficionados parisienses a los perros de compañía no comprendían ni la belleza, ni el encanto de este pequeño monstruo achaparrado, de aire altanero y adusto. Era tolerado, a lo sumo, en las caballerizas, detrás de los pasos de sus cocheros, para atrapar ratas. En efecto, él no sobrepasó el lecho de los caballos a la espera de ser, veinte años después, el “chouchou” de las damas.
Los americanos, al contrario, enamorados de esta raza, admitían mal que fuera menospreciada de este modo. Ellos no dudaron de que los hombres de 60 ó 70 años, que habitaban los arrabales de París, podrían proporcionarles la información que buscaban en vano.
Primeros criadores de Bulldog Francés
Estos viejos criadores, fanáticos, desdeñosos de la publicidad y de los acontecimientos externos, no salían mucho de su casa. Modestos trabajadores en su mayoría, hacían de la cría del Bulldog Francés su pasatiempo favorito, su descanso, su orgullo. No escatimaron ni dinero ni esfuerzo en la búsqueda de un tipo de perro por el que sentían atracción. No se repetirá nunca suficiente que fue un reducido grupo de comerciantes modestos y pequeños artesanos los que dieron origen al pequeño Bulldog Francés: vinateros, cabreros, carniceros, vendedores de queso, traperos… Casi sin dinero y con insuficientes medios, pero siempre guiados por su ideal, estos auténticos aficionados condujeron la raza a un grado de perfección tal que inspiró la admiración de los amantes de las razas de perros de todo el mundo y que hizo, pasado el tiempo, la fortuna de los criadores extranjeros.
“Este pequeño perro, a pesar de lo que se ha dicho y escrito, procede de nosotros, los trabajadores franceses. Por lo tanto es a nosotros, los que hemos dado origen a esta raza, a los que todos los países han tenido que acudir.
Es posible que este perro haya salido de un Terrier inglés o de un Bulldog inglés, o para ser mas exactos, de un cruce de Terrier y de Bulldog, lo que parece mas probable, pero el Bulldog Francés, tal y como lo poseemos, con orejas derechas y su porte ágil y alegre, resultado de una raza bien fijada, es nuestra obra”.
Así hablaba M. Charles Roger, uno de los mas estimados y viejos criadores, buen conocedor de la raza. Fue juez durante varios años en la exposición canina de las Tullerias y tuvo su primer Bulldog Francés en 1870 a la edad de 14 años.
Sin embargo, existía otra teoría defendida por ingleses y americanos. La idea era de M. Krehl, entre otros, en la que se decía que el Bulldog Francés descendía del Dogo de Burgos a través del Dogo de Burdeos en línea directa. Esta opinión fue compartida por la Sociedad Canina francesa y por el autor inglés J.W. Stubbs. A pesar de que el Dogo de Burgos, y, por consiguiente, el Dogo de Burdeos son los grandes ancestros de todos los Bulldogs de la época, ¿cuántos años hubieran sido necesarios para reducir el tamaño del Dogo de Burdeos a la talla de un Bulldog Francés?
Arrabales de París
El origen del Bulldog Francés puede que sea mas sencillo de lo que parece.
Hacia finales de 1800, callejeaba por los arrabales de París junto con los carniceros de la Villette sobre todo, los “Forts de la Halle”, un tipo de perro pequeño que había reemplazado al Doguín. Un grupo de aficionados le tomo gusto. Se empieza a hacer cruces y se cría según un modelo ideal.
M. Charles Roger decía que en esta época estos perros no tenían un tipo definido. Se parecían a los Ratiers, los Terriers, los “pequeños Bulldogs”…
Bien mirado era una mezcla de cada una de estas razas y descendían de perros ingleses.
En esa misma época existían en Inglaterra una cantidad no despreciable de “pequeños bulldogs”, resultado, decían ellos mismos, del cruce de Bulldog Inglés y de Terrier Black and Tan (negro y fuego) de Manchester. Posiblemente estos perros, hacia 1848, habían pasado el estrecho con los encajeros de Nottingham.
Exportados de Inglaterra a Francia en gran número fueron cruzados al azar y sin tener en cuenta su pedigrí. Fue este tipo de bulldog mas o menos fijado, bien en la cabeza o en el cuerpo, que recogido por los primeros criadores fue mejorado y dio origen a los pioneros de la raza actual.
El éxodo de este “pequeño bulldog” a Francia fue tal en 1865 que casi dejo de existir en Inglaterra. En Francia las cosas fueron diferentes.
M. Charlton Jemmett Browne, periodista canino inglés (llegó a estar muy interesado por la nueva raza en 1908. Sus artículos fueron publicados tanto en Inglaterra como en USA, donde colaboró en la conocida revista The French Bulldog, la cual solo apareció durante un año, en 1913) decía: “estos perros que no tenían club para velar por ellos, ni los mimos de la alta sociedad, se cruzaban frecuentemente, no importa como, y no se volverán populares hasta el momento que las cocottes se vuelvan locas por ellos y lo pongan de moda”
Este encaprichamiento de “las cocottes” fue confirmado por M. Charles Roger. Decía que ellas fueron la suerte del Bulldog Francés. Lo conocieron a través de sus amantes, que unas veces los criaban y otras sabían donde encontrarlos.
El “protector adinerado”, traía al Bulldog Francés de las exposiciones o de la casa de algún vendedor de perros donde había sido depositado. Lo compraba y como consecuencia el Bulldog Francés se hacia “el rey” al lado de su bella amante, en su coche bien uncido, en su rico hotel o en su suntuoso apartamento. De este modo dio un gran paso social.
Bajo la firma de P.B. en 1896 se nos aporta un nuevo testimonio sobre el éxodo de los “pequeños bulldogs” a Francia: “este tipo de perro hizo furor en París y los vendedores de perros ingleses hicieron fortuna con su comercio. M. Fred Hinks decía que su padre, propietario de una perra llamada Nell, tenía el encargo constante de enviar a Francia todos los “pequeños bulldogs” que pudiera encontrar que pesaran menos de 20 libras.
Lady Kathleen Pilkington, una de las mas renombradas conocedoras y de las mas conocidas amantes de la época en Europa del “Toy Bulldog” (pequeño bulldog), a la que el Bulldog Francés debe mucho en Inglaterra, escribía en el “Tattler “el 18 de julio de 1906 a propósito de la raza:
“Esta, no es mas que un renacer de la raza. Los Toy Bulldogs han sido conocidos en Inglaterra hace 60 años entre los encajeros de Nottingham. Pero el gusto decayó, fueron exportados, especialmente, a Francia y casi desaparecieron de Inglaterra. Durante su estancia en Francia no se puede decir que mejoraran. Volvieron en 1893 con un perfecto acento francés y excelentes maneras, pero también con monstruosas orejas de murcielago y una gran necesidad de prognatismo”
Los ejemplares, en su mayoría, eran vendidos sin pedigrí. Todavía no se les llamaba Bulldog Francés y cuando eran importados a Inglaterra eran llamados Toy Bulldogs. En las exposiciones tanto los ejemplares de orejas derechas como los de orejas en concha eran inscritos en la misma clase.
Mientras que los americanos compraban a los franceses perros con orejas derechas, los ingleses se los compraban con orejas en concha.
Los ingleses desdeñaron la raza “perros de caballerías” les llamaban. Sin embargo, la raza existía. Sin papeles, sin estándar… Esto trajo consigo el desconocimiento sobre sus exactos orígenes. Pero por otro lado ¿cómo iban a dedicar tiempo a la burocracia estos trabajadores sin suerte? A pesar de todo tenían un pequeño club con amistosas reuniones y unos estatutos. Fueron años desaparecidos pero el amor de estos modestos criadores franceses por sus perros no cesó nunca.
Extraído y adaptado de: “Le Bouledogue Francais”. Waldner Comminges. 1933
Bulldog Francés en Inglaterra
La historia del B.F. en Inglaterra es la historia de su Club. Fue fundado en 1902 y los estatutos, establecidos en 1925, fueron el resultado de 23 años de crianza.
Durante este tiempo, el Club no solo tuvo 19 exposiciones importantes sino que no cesó de animar la crianza estableciendo un gran número de clases, premios y trofeos especiales.
Al invitar a los mejores expertos franceses para dar su opinión, los criadores fortalecieron y afirmaron el tipo francés.
El French Bulldog Club of England fue fundado en un momento en el cual el B.F. “tal y como es” no existía en el país. Si bien es sabido, que los primeros “pequeños Bulldog”, que ya habían hecho su aparición en Inglaterra hacia 1803, fueron ignorados. Siendo así que, la raza francesa, distinta del “bulldog miniatura inglés”, era aun discutida en 1902 y las polémicas en torno a ella saludaban la fundación del nuevo Club. Todas las fuerzas de los poderosos clubes del Bulldog y del Toy Bulldog se levantaron contra este pequeño perro francés que osaba existir, y mas aun, hacerse llamar con el sacro santo nombre inglés de “Bulldog”.
De una vez por todas se demostró que siendo llamados Bulldogs eran demasiado ingleses para ser franceses; pero puesto que eran franceses no tenían derecho alguno para ser llamados Bulldogs. Se alega que eran poco numerosos para ser reconocidos oficialmente, y se les desdeña.
Pero aunque su tipo era francés, por lo menos no se habían vuelto una amenaza para el tipo inglés. ¿Entonces, se les podía ignorar? Cruel alternativa.
El Club tendría su primera exposición en abril de 1903, en el Tattersall donde se dio una respuesta sin replica a todas estas controversias. Se invitó para juzgar a M. Menans de Corre, autoridad francesa bien conocida e indiscutida. Hubo 70 inscripciones y 51 ejemplares expuestos. De estos últimos los jueces dijeron que, como mucho, había 10 ordinarios, y que se podía calificar a los restantes como buenos y muy buenos. Su tipo mostraba el esmero y la prudencia con la que se había realizado la cría. Esta exposición puso en claro dos cuestiones: el numero efectivo de perros y el tipo definitivo del B.F. en Inglaterra.
Hubo una gran mejoría en 1905 y el B.F. ya no podía pasar desapercibido, el Kennel Club debería reconocer la raza y admitirla. Para no invadir los derechos del Bulldog Inglés, se le da al pequeño perro el nombre de “Bouledogue Français” (ortografía francesa) en vez de “French Bulldog”, y, fueron clasificados como una subvariedad de las razas extranjeras. Sin embargo, en la exposición del Kennel Club en 1905 ya fueron debidamente clasificados.
En 1912 el Kennel Club decidió que el nombre de la raza conocida como Bouledogue Français tomaría el nombre oficial de French Bulldog. Su peso no debería de exceder de 24 libras para los machos y de 22 para las hembras. En Inglaterra la cría se abastecía a si misma, con poca importación.
En la lista de perros inscritos en las exposiciones de 1902 a 1910 se encuentran con frecuencia nombres de perros franceses, campeones americanos o sus descendientes.
En 1914, en Richmond (juez: Paul Méguin), había 84 ejemplares. Se destacan el Ch. Ambroise y la Ch. Lady Lolette.
Durante la guerra las exposiciones continuaron mal que bien, salvo en 1917 y 1918.
Desde 1920 a 1923 se constatan las hazañas del perro Enfant Prodigue de Mrs. Hubert Roberts; también de Tiger, hijo de Hunk’s Bequest y de Betty, cuyo propietario era M. J. Q. Smith (la juez: Lady Kathleen Pilkington).
Hunk’s Bequest, uno de los grandes vencedores de América, llegó a Inglaterra y no conoció mas que éxitos. Ganó todos los campeonatos donde fue presentado. Fue considerado como el mejor perro exportado de América. Pesaba 20 libras. Su apariencia era muy agradable, pero tenía demasiados labios desde el punto de vista francés. Labios que se encontraron en toda su descendencia. También tenía una casi total ausencia de nariz. Era bajo y compacto. Nació en 1910 y su padre era el celebre Nellcote Gamin, perro francés llevado a América por Mr. Goldenberg y considerado pilar de la raza americana. Su madre se llamaba Felice.
Mrs. Roberts compró en París al perro Gavroche a M. Bivo. Después de tres meses de cuarentena apareció en las exposiciones y llegó a campeón en las tres primeras. Era hijo de Barnum de Mr. Albonis.
L’Entente M. Le Duc fue también un perro destacado.
Todo esto ocurrió entre los años 1902 y 1925.
En la exposición de 1911 Menans de Corre y Goldenberg no eran siempre de la misma opinión. Goldenberg encontraba dentro de la raza en Inglaterra una cierta falta de “Bullines” y de cabeza. El declaró como mejor cabeza la de un ejemplar del cual a Menans de Corre no le gustaba el surco sobre el cráneo, característica segura de alguna descendencia de sangre inglesa.
Estas divergencias de opinión plantearon la candente cuestión del estándar universal.
En 1932 la cría tomo un gran desarrollo y mejorará cada año. Mrs. Towsend Green era la presidenta por estos años y algunos criadores afamados fueron: La presidenta, Mrs. Hubert Roberts, Mrs. Romilly y Mrs. Sugden.
Primeras importaciones
La cría del Bulldog Francés en USA tuvo como base, casi enteramente, a los perros que se importaron directamente de Francia.
Esta raza conoció un éxito sin precedentes en USA. Los americanos la descubrieron en una época en la cual el Bulldog Francés era un desconocido en su propia patria y dentro de otros países casi completamente ignorada, falta de aficionados.
Como no estaba de moda, este pequeño perro francés, no tenia ningún valor comercial. Sin el entusiasmo de algunos extranjeros, que los compraron y se interesaron por ellos, su tipo inicial se hubiera visto rápidamente alterado. Sin embargo, si bien se debe a los americanos el desarrollo y la conservación de la raza, fueron los criadores franceses los que manteniendo su ideal sobre ella y, no dejándose llevar por influencias ajenas, mantuvieron la tipicidad.
Mr. Georges Phelps fue uno de los primeros aficionados el Bulldog Francés en América. En su primera estancia en Francia, 1886 a 1889, quedó impresionado por los relatos que escuchó sobre la raza. Cuando volvió, en el año 1896, decidió llevarse con él a América un cierto numero de perros con los que poder criar.
Desembarcando en Inglaterra va a encontrar a M. G. Krehl, cinólogo y periodista (primer director de la revista “Dog World”, en 1902 “The Illustrated Kennel News”), que hizo una de las primeras importaciones de Bulldog Francés a Inglaterra en el año 1893 (llegó a exponer en el Kennel Club Show a los perros llamados: St. Crispin, Lisette, Rayon d´Or, Riquelle y Jean la Folle. Estos fueron llamados por el cinólogo inglés M.E. Farman “divertidas pequeñas criaturas recién importadas de Francia”). M. Krehl juzgaba anualmente al Bulldog Francés en París y le dio a M. Phelps una carta de introducción para un aficionado francés que podía ayudarle en la búsqueda de perros de esta raza: M. Boutroux, secretario de la Sociedad Central Canina para la Mejora de las Razas de Perros. También, le dirigió hacia el Dtor. Newburg, veterinario inglés de la Exposición de París. Con todo esto Mr. Phelps dejó Inglaterra y pasó a Francia.
Quince años después publicará en “América Stockkeeper” el resultado de su búsqueda:
“M. Boutroux, interrogadó sobre el origen del Bulldog Francés me dijo, encogiéndose de hombros, que no podría obtener informaciones serias mas que en casa de los carboneros y barrenderos, pues la sociedad parisina no se interesaba por esta raza que solo se encontraba entre la “canalla” de la ciudad. M. Boutroux cambio de opinión después de esta época, pues él es ahora (1910) secretario del Club del Bulldog Francés en Francia, donde el Príncipe de Wagram es el presidente honorario y James Gordon Bennett el presidente en funciones”.
Fue entonces que acompañado por el Dtor. Newburg, Mr. Phelps da una batida por los arrabales de París y elige, entre los perros que ve, a Ninette y Monsieur Rabot. Tenían las orejas derechas, eran pequeños, compactos, brindle y, quizá, de menos de 20 libras.
Pago a 50 dolares la pareja (es decir 255 francos de la época).
Guerra de orejas
“Por los aficionados franceses, decía Mr. Phelps, me enteré de que el perro era criado en la ciudad desde hacia años pero que no existía ningún esfuerzo de organización alguna por preservar y alentar esta raza, menos por regularizar su cría. No existía ningún estándar por el cual podía ser juzgada. En la exposición de París, estos perros eran juzgados por Mr. Krehl. Para un inglés, las orejas de “murciélago” (chauve-souris) eran un imperdonable defecto. Mr. Krehl establecía, en el animo de los criadores franceses, que el modelo de perro correcto era el que tenía las orejas en forma de “concha” (coquille). Y siempre les daba preferencia en las exposiciones”.
Los franceses llevaban a las exposiciones perros con orejas en concha pero, en realidad, su gusto era por los perros con orejas derechas.
Las diferentes opiniones recopiladas por los americanos sobre los orígenes de la raza les turbarán mucho y les demostrarán, una vez mas, que este origen deja a los criadores indiferentes, y, que no se había intentado esfuerzo alguno para conservar un registro digno de confianza sobre la cría de estos perros. De ahí que muchos de ellos tuvieran ancestros dudosos. Como hacen los criadores inteligentes desearon mejorar la raza. La tomaron de su mano, y siguiendo un método sistemático, la preservaron y mejoraron con tal ardor y entusiasmo, que en poco tiempo el B.F. pasó de su oscura posición a ocupar un lugar importante dentro del mundo canino. Tenían una ventaja, y esta era, precisamente, que no existía ninguna guerra de atracción por la raza.
Como en América se preferían las orejas derechas, y, sin embargo, eran combatidas por los ingleses y algunos franceses, los mejores perros de orejas derechas fueron para América. Hay que dejar claro que en los arrabales se criaban por gusto perros con las orejas de “murciélago”. Esto ocurria durante el siglo XIX y los 3 ó 4 primeros años del XX, exactamente hasta 1904.
“El trabajo que debería haber emprendido Francia, para un perro que en esta época era, indiscutiblemente, producido por ella, fue garantizado por los americanos. En el año 1925, América tendrá el record de belleza y del “saber hacer” en la producción de esta raza. En 20 años, los criadores habían producido ejemplares no solo dignos de los mejores perros importados sino mejores que ellos”.
Primera aparición de Bulldog Francés en una exposición americana
Fue en 1896, en Nueva York, en la exposición de Westminster, en donde se expusieron los primeros B.F. Todos habían llegado de Francia y sus nombres eran: Bellechose, Bibelot, Milo, Bordeaux, Antonni, Margot y Leida II. Fueron la novedad de la exposición y tuvieron muchos admiradores.
Después de esta primera exhibición, la importación mas considerable fue hecha por Mr. Phelps de Boston. El ya había importado dos perros anteriormente.
En 1897 expuso a M.Boulot, mismas características que Ninette y M. Rabot. Tenía una cabeza excelente con muy buena implantación de oreja. Fue juzgado como el mejor perro de América en su época. Boulot había recibido un diploma de honor en París en 1896. A su vez, en Inglaterra se celebraba el éxito de Père Boogum, campeón famoso dentro del Toy Bulldog.
Y, aunque en 1896, las orejas derechas eran un honor en USA, los jueces Krehl y Proctor, retardaban su desarrollo en Francia, dando preferencia en la Exposición de París a Tuduc y Cora, con orejas en concha, sobre Mimi que las tenía derechas. Mimi, que era la mas encantadora y típica perrita de la exposición.
Los americanos alzaron la raza. Se documentaron con esmero sobre su historia. Sabían que la oreja derecha era su principal atributo. Se pueden entender las protestas que se hicieron cuando en una exposición en America, Mr. Róper clasificó por delante a los perros Regent Street y Mirza con oreja en concha. Muy bonitos perros, pero eran Toy Bulldog.
Todavía no había ningún estándar oficial, salvo el realizado por un pequeño grupo de aficionados parisinos.
Cuando el secretario del Club del B.F. en América preguntó a la Sociedad Central Canina de Francia como debían de ser las orejas del Frenchy, la Central respondió: “Las orejas deben de ser tan pequeñas como sea posible, delgadas y suaves al tacto, y, levantadas con la punta caída. La oreja totalmente derecha y la oreja de murciélago son defectuosas”
La Sociedad Central Canina conocía bien el perro en 1897 pero no se ocupaba de él. Era considerado el “perro de carnicero”, conocido desde hacia años fuera de las exposiciones y sociedades caninas o clubes. Hubo lucha de clubes entre Inglaterra y América a cuenta de las orejas. Ganaron los últimos.
En 1898, tuvo lugar en Nueva York, en el Waldorf Astoria, una exposición dedicada exclusivamente al Frenchy. Entraron en competición 26 machos y 20 hembras recien llegados, sin contar otros que ya habían sido expuestos anteriormente. La oreja derecha era el distintivo de la raza. Eran de pequeña talla y por debajo de 20 libras. Había buenos ejemplares pero poco homogéneos. Algunos nombres famosos fueron: Le Petit Caporal, Bimbi, Ajax, Oditie, M.Blanc, Folette, Riquette, Sapho, Toto, Cognac y Babette. Eran un lujo caro, costaban entre 250 y 700 dolares.
Mientras tanto en Inglaterra, en estos años, la aristocracia, las señoras particularmente, tomaron gusto a las orejas derechas. Lady Grey, la Condesa de Carnavon, la Duquesa de Sutherland y Lady Kathleen Pilkington fueron las principales promotoras y expusieron bellos ejemplares de oreja derecha. Lady Lewis fue la primera Presidenta del Club del Bulldog Francés en Inglaterra, Si bien este club se fundaría en 1902.
Sin embargo, en Francia se ocupaban mas de los perros de caza que de los de compañía. Esta era una de las causas por la cual no había ningún club especial para el Frenchy, tampoco en las exposiciones había clase separada para ellos. No obstante existía un extraño comercio, siendo así que, por ejemplo, el Gran Duque Paul, sobrino del Zar, pago 6.000 francos por un B.F. que había sido robado en Biarrit.
Regresando a USA. Rico fue el primer campeón americano. Fue importado por Mr. Marston de Boston. Declarado el mejor perro de América, paso a ser propiedad de M. Phelps.
Algunas otras importaciones:
En 1899
Diavolo, vendido en 1000 dolares a M. Babcock
Paulus, Julie y Melba.
En 1900
Maurice, La Goulue, François que ganó a Rico y a Maurice. Este ultimo fue el mejor semental.
En 1902
Dick de la Mere I, hijo de Rabot de Beaubourg, fue un excelente perro, llegó a ser campeón en 1903.
Calot que ganó a Dick y a los campeones Rico y Maurice. Criado por M. Ruffier. Por Dick de la Mere y Rita. Propietario Samuel Goldenberg.
En 1903
Guguss y Fanfan. Propietario Samuel Goldenberg.
Richelieu. Criador M. Fère. Paris. Por Boulot y Miss. Propietario Mr. Lenox. Ganó su campeonato en tres exposiciones sucesivas e inmediatas. Contrastaba con los demás pues era bajo, compacto, de un bello y sedoso brindle y pesaba 23 libras. Tenía el cuerpo perfecto del B.F. Paso a ser propiedad de Mr. Hunt y este lo cuido hasta que murio en 1911. La carrera de Richelieu no fue notable, era cruel, pero tuvo el honor de fijar en el animo de los criadores el típico modelo del B.F.
Años 1904 a 1925
En 1904 ya había en América dos famosos criadores: Aquehung y Nellcote. Su afijo competía en las exposiciones y era premiado uno u otro según la opinión de distintos jueces.
Hay que decir que los miembros del cub americano de B.F. habían gastado 7.000 dolares para la importación de perros de Francia.
En la exposición de Filadelfia en 1904 había 84 perros. La raza quedo definitivamente consagrada.
Con el nacimiento de Nellcote Gamin, en 1904, un momento de prosperidad se abrio para America. Llegó a campeón en 1908. Era hijo de Richelieu. Tenía un cuerpo fuerte y pequeño, ideal, y, un movimiento perfecto. Un ejemplar de gran clase. De gran vitalidad, que le duró hasta bien entrada la vejez. Tan solo se le podía reprochar una mandíbula inferior regular. Fue un excelente reproductor y a partir de él se acabó la importación de B.F. de Francia, ya no había necesidad, la cría se abastecía a si misma. Cuando los Goldenderg, en 1908, dejaron América, al deshacer el criadero fue a parar a manos de los hermanos Purdy en Boston. Continuó su brillante carrera y fue padre de gran cantidad de campeones.
En 1906 en la exposición de Westminster hubo un centenar y la cría americana comienza a mostrar su número y calidad. También en este año se vieron perros importados de Inglaterra. En la exposición de Brighton Beach Show apareció Hunk´s Son, un bello ejemplar inglés.
Los años 1907 al 1910 marcaron el gran desarrollo de la raza.
Otro perro mítico fue Parsque, criado por M. Denault, fue campeón en 1925. La cabeza de Parsque representa la cabeza por excelencia del B.F.
Todo esto que ocurrió en 25 años, no solo es un notable hecho, sino un tiempo único dentro de la cría de perros en América.
Ellos hicieron de una raza de modesta condición un perro bien conformado, homogéneo, con estilo y buena expresión. Organizaron para él un distintivo: la oreja de “murciélago”. Lucharon contra franceses e ingleses y se pusieron del lado del deseo de los criadores de este “pequeño gran perro”, del lado de los que defendían el “Bouledogue de la Villette”.
Extraído y adaptado de: “Le Bouledogue Francais”. Waldner Comminges. 1933